Allá por los años 70 cuando la vanguardia política lucia pelo y utopías, aquellos rapaces del Colectivo Ecológico Libertario (CEL) nos manifestábamos contra las energías agresivas, y pedíamos energías renovables. Cuestión ésta que luego asumió toda la progresía política del momento, y todos dimos por buena la protesta contra la energía invasora, como la nuclear.
Eran tiempos difíciles de mucha utopía popular que consiguió parar por ejemplo Lemoniz, aunque tal vez el paro estuvo más en las manos de ETA y de los granes entidades financieras, que en las nuestras, aunque creo al final se ha instalado un sentimiento de haber podido parado aquello.
Luego unos y otros visitamos otros países y se comprobó que en medio de Francia, en Chinón por ejemplo, había y hay, una central nuclear y allí no parecían, ni parecen ir mal las cosas, ni que moleste tanto tal instalación, y no creo que los franceses nos superen ni por la derecha ni por la izquierda, pero eso sí parece que a día de hoy tienen resueltos sus problemas energéticos.
Pero nosotros no, y menos los astures que no nos hemos cortado un pelo en colocar centrales térmicas, redes de alta tensión por doquier, embalse y saltos de agua a cada regato que veíamos, sin que nadie chistase. Bueno sí, lo de la línea de Velilla ya huele por lo largo del tema y por las campañas en contra y a favor. Pues bien como los problemas no vienen solos, ahora me entero de que finaliza la moratoria sobre la energía aerólica, que es considerada como una energía “suave” a la que se ha apuntado todo cristo, concejos pequeños, grandes y medianos, ¡Y eso que había moratoria¡
Sí ahora que no parece que haya más barreras y se abren las puertas al campo, me pregunto si se puede magnificar una amenaza como es la proliferación de molinos por todas nuestras sierras y cordales.
Lo cierto es que la cosa empezó suave, y eran cuatro los molinos instalados en la región, pero ahora mire donde se mire el horizonte está jalonado de estas verticales columnas de enormes palas, con su gira que te gira.
Uno que no viene de la rama financiera o ingenieril que pudiera justificar tanta mecanización por nuestras serranías, sino de del sector turístico ve con asombro que las columnas estén mudas, desde los Popes turísticos institucionales, pasando por aquellos que ocupan las bancadas de la producción turística, ajenos todos ellos a esa modernidad de los molinos.
Hace años se estudiaba y se reflexionada sobre la devaluación subjetiva del entorno, que es lo que está sucediendo en Asturias con tanta plantación de molinos, que ni nos salvan de nuestro déficit energético, ni de la devaluación de nuestro paraíso natural, pues no dejan de ser un impacto visual sobre nuestros ricos y atrayentes horizontes, que ahora se ven poblados de estos megatostes de dinámicas alas.
Perdemos valor paisajístico, y entramos de lleno en la devaluación ambiental, y lo alarmante es que no haya un debate social sobre la pérdida de la calidad paisajística, ni sobre el coste de esa devaluación en una región que aspira a su reconversión en base a su paisaje. Ver para creer.
Víctor Guerra
Eran tiempos difíciles de mucha utopía popular que consiguió parar por ejemplo Lemoniz, aunque tal vez el paro estuvo más en las manos de ETA y de los granes entidades financieras, que en las nuestras, aunque creo al final se ha instalado un sentimiento de haber podido parado aquello.
Luego unos y otros visitamos otros países y se comprobó que en medio de Francia, en Chinón por ejemplo, había y hay, una central nuclear y allí no parecían, ni parecen ir mal las cosas, ni que moleste tanto tal instalación, y no creo que los franceses nos superen ni por la derecha ni por la izquierda, pero eso sí parece que a día de hoy tienen resueltos sus problemas energéticos.
Pero nosotros no, y menos los astures que no nos hemos cortado un pelo en colocar centrales térmicas, redes de alta tensión por doquier, embalse y saltos de agua a cada regato que veíamos, sin que nadie chistase. Bueno sí, lo de la línea de Velilla ya huele por lo largo del tema y por las campañas en contra y a favor. Pues bien como los problemas no vienen solos, ahora me entero de que finaliza la moratoria sobre la energía aerólica, que es considerada como una energía “suave” a la que se ha apuntado todo cristo, concejos pequeños, grandes y medianos, ¡Y eso que había moratoria¡
Sí ahora que no parece que haya más barreras y se abren las puertas al campo, me pregunto si se puede magnificar una amenaza como es la proliferación de molinos por todas nuestras sierras y cordales.
Lo cierto es que la cosa empezó suave, y eran cuatro los molinos instalados en la región, pero ahora mire donde se mire el horizonte está jalonado de estas verticales columnas de enormes palas, con su gira que te gira.
Uno que no viene de la rama financiera o ingenieril que pudiera justificar tanta mecanización por nuestras serranías, sino de del sector turístico ve con asombro que las columnas estén mudas, desde los Popes turísticos institucionales, pasando por aquellos que ocupan las bancadas de la producción turística, ajenos todos ellos a esa modernidad de los molinos.
Hace años se estudiaba y se reflexionada sobre la devaluación subjetiva del entorno, que es lo que está sucediendo en Asturias con tanta plantación de molinos, que ni nos salvan de nuestro déficit energético, ni de la devaluación de nuestro paraíso natural, pues no dejan de ser un impacto visual sobre nuestros ricos y atrayentes horizontes, que ahora se ven poblados de estos megatostes de dinámicas alas.
Perdemos valor paisajístico, y entramos de lleno en la devaluación ambiental, y lo alarmante es que no haya un debate social sobre la pérdida de la calidad paisajística, ni sobre el coste de esa devaluación en una región que aspira a su reconversión en base a su paisaje. Ver para creer.
Víctor Guerra
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