domingo, 6 de enero de 2008

Tremañes, con otras perspectivas


La promoción de 619 viviendas ha levantado el ánimo de un vecindario que se creía pasto de la expansión industrial y donde, entre 2000 y 2002, sólo se habían construido dos casas


La solicitud de licencia para la construcción de 619 viviendas, incluido un grupo de adosados, ha inyectado «mucho ánimo» en Tremañes. El barrio, donde sólo se habían edificado dos casas entre 2000 y 2002, ya se creía pasto de la expansión industrial. Que se hagan nuevos pisos ha permitido recuperar los niveles de población de hace ocho años, avanzar en mejoras y sanear espacios que estaban muy degradados. Aunque Tremañes es y seguirá siendo una de las zonas más industriales del concejo. Una zona donde está previsto un nuevo polígono de más de un millón de metros. Miriam SUÁREZ

Entre los años 2000 y 2002, en Tremañes sólo se construyeron dos casas unifamiliares. Desde 2003 a 2007, se solicitó licencia municipal para la edificación de 619 viviendas. «Se hicieron hasta chalés adosados. ¡Carísimos!», recalca Enrique Cerra, presidente de la Asociación de Vecinos «Evaristo Valle». Ese incremento en el número de hogares -del 87 por ciento, ni más ni menos- ha infundido «mucho ánimo» a un barrio que se creía pasto de la expansión industrial.

Por lo pronto, la tasa de envejecimiento ha pasado del 2,31 al 1,44 por ciento y la población menor de 65 años ha crecido un 8,21 por ciento. Estos datos, aportados por la oficina Urban (programa de ayudas comunitarias para la recuperación de zonas urbanas degradadas, del que Tremañes es beneficiario), despejan algunos de los nubarrones que se cernían sobre el futuro de este vecindario del oeste gijonés. Aunque no todos.

Las primeras edificaciones de nueva construcción empezaron a ocuparse en 2006. A pisos nuevos, más y mejores servicios. Ésa es la esperanza que albergan los vecinos: «Se hará un parque frente a la farmacia y, por lo visto, van a abrir un Mercadona en esa zona. Y, con suerte, igual nos amplían el centro de salud. Ahora lo que tenemos es más bien un dispensario; de hecho, dependemos de El Natahoyo».

Parece que Tremañes levanta cabeza. Coincidiendo con su desarrollo residencial, el barrio ha recuperado la población perdida en estos últimos siete años. En enero de 2006, había empadronados 1.669 vecinos; a principios de 2007, el número de habitantes había subido a 1.825, una cifra muy similar a la que se había registrado en el año 2000. «Para nosotros es un alivio. Pensábamos que las naves se iban a llevar por delante hasta Inuesa», señala Cerra. Inuesa es uno de los grupos de viviendas más representativos de Tremañes. El pasado 1 de enero se cumplía el 48.º aniversario de la inauguración de su primer bloque de pisos, ocupado al completo por trabajadores del dique Duro Felguera. Enrique Cerra fue uno de ellos. «Entonces, las naves que se veían por aquí eran garitas de aperos», asegura.

Mucho ha cambiado el panorama. Ahora, Tremañes es -junto con Roces y Porceyo- la zona del concejo que mayor carga industrial soporta. La avenida de los Campones, su vía principal, está cosida a baches, lógicas cicatrices del paso de tanto tráfico pesado.

En Tremañes, tienen presencia unas 500 empresas, cuyas instalaciones acaparan buena parte de su territorio. Los últimos desarrollos industriales tuvieron lugar en los Campones, ya con naves, y en La Peñona, que está en proceso de comercialización. La demanda de parcelas en este último polígono ha superado con creces su capacidad.

Las políticas para paliar la necesidad de suelo industrial se han cebado con Tremañes. Y más que lo harán. A lo largo de este año, el Principado prevé poner en marcha -a través de Sogepsa- la urbanización de un nuevo polígono. Ocupará más de un millón de metros cuadrados de Lloreda, una zona que representa el pasado rural de Tremañes, que fue parroquia antes que barrio.

«Miro el plano y ¡madre mía!, se ve un polígono enorme», comenta el presidente de la Asociación «Evaristo Valle». Ese plano, en el que la zona de Lloreda aparece troceada en colores, rayas y siglas, recuerda a los vecinos que «Tremañes sigue siendo muy industrial». Enrique Cerra, jubilado del sector naval, explica que «nos debatimos entre la alegría de que se hagan pisos nuevos y la tristeza de ver cómo desaparece todo lo verde que teníamos».
El polígono de Lloreda ya se encuentra en vías de tramitación. El hecho de que el expediente esté sujeto a expropiación añade más dosis de polémica a un proyecto que «hace polvo» la zona de Lloreda. «A ver si, por lo menos, nos mejoran las comunicaciones», señala Cerra. El tráfico -por la arteria principal del barrio circulan 8.000 vehículos al día- se ha convertido en un calvario. Es industrial.

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