jueves, 17 de diciembre de 2015

ESCUELA INFANTIL DE TREMAÑES DE NUEVO EN EL CANDELERO

Laureles literarios para Álvarez Velasco y los alumnos de Infantil del Tremañes

El catedrático, poeta e impulsor del Portal de Poesía y los escolares autores de 'El libro que nunca se acaba' recibieron el Premio 'María Elvira Muñiz' que reconoce la labor en favor de la lectura
Juan Carlos Gea

JUAN CARLOS GEA

MARTES 15 DE DICIEMBRE DE 2015
La siembra de la semilla de la lectura y la recolección de sus mejores frutos han coincidido hoy sobre el escenario del salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto Jovellanos. Una representación de los alumnos de Educación Infantil del Colegio Público Tremañes y el que fuera catedrático de Lengua y Literatura en el mismo Instituto Jovellanos, poeta, traductor e incansable divulgador de la poesía Francisco Álvarez Velasco, han recogido este mediodía los sextos premios 'María Elvira Muñiz' de Promoción de la Lectura, convocados por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón para reconocer anualmente las mejores iniciativas individuales o institucionales para el fomento de los hábitos lectores.
En el caso de Álvarez Velasco, el jurado había dictaminado por unanimidad galardonar su "fecunda aportación a la difusión de la lectura, y más concretamente de la poesía" a través de la veterana página web Portal de Poesía, además de reconocer los "méritos literarios" del también poeta y traductor leonés nacido en 1940, con cuatro décadas de docencia a las espaldas y un cuarto de siglo de ese empeño concentrado en la ciudad donde compartió ejercicio docente con la catedrática gijonesa cuya labor honra el certamen.
Precisamente para María Elvira Muñiz --a la que el premiado dedicó un soneto como cierre de su intervención-- fueron las palabras más cálidas de Álvarez Velasco, que la retrató como una docente entregada al "estímuli de la lectura" que "no solo daba sus clases, no solo cumplía el programa, no solo era muy rigurosa en la exigencia, sino que también tenía una tertulia a una hora señalada a la semana" para alumnos del centro, a la que siguió otra femenina en el hotel Begoña "de la que han salido escritoras y grandes lectoras".

Docencia y algo más

Ese mismo espíritu de una docencia en la que "tiene que haber algo más" que programas cumplidos y exámenes bien preparados ha sido defendido por Álvarez Velasco en su habitual tono sereno, pero también con su indesmayable convicción en que hay que "despertar vocaciones de lectores" porque con la lectura "vas ser más feliz, te vas a enriquecer, te vas a comprender a ti mismo, vas a comprender el mundo"; aunque también ha dicho ser consciente de que vivimos "en unos momentos en los que es muy difícil mantener un tiempo para la lectura" y hallar "paz y silencio en un mundo lleno de ruidos".
Francisco Álvarez Velasco ha evocado al respecto un eslogan institucional muy popular en los años en que enseñaba en Ocaña, allá por la década de los 60: "Donde hay hoy un tebeo, mañana habrá un libro".  "Desgraciadamente, creo que esto no se ha cumplido. Donde hay un tebeo, puede quedar el tebeo, que después se convierte en lo audiovisual, que entra muy cómodamente. Mi empeño ha sido siempre –pocas veces lo he logrado– que el alumno sea capaz de enfrentarse a un texto sin ilustración ninguna, aunque estén muy bien las ilustraciones. Este es un tiempo donde todo es efímero, donde todo se escribe y se lee, aunque se queda todo en whatssap".
No obstante, para el premiado la literatura sigue siendo "un arma cargada de futuro". Así lo ha proclamado Álvarez Velasco al acoger un premio que constituye "una de las mayores alegrías para un profesor" cuya "preocupación ha sido fundamentalmente incitar a los alumnos a la lectura"."Sembré una semilla y ha dado su fruto", ha confesado antes de elogiar a los premiados que le han precedido, "autores a los que leo, amigos a los que conozco bien y a los que he envidiado con envidia muy sana y muy santa hasta ahora porque no me daban el premio a mí".

Niños escuchadores, niños lectores

Especialmente placentero le ha resultado "compartir el premio con unos niños" a quien también ha escrito literatura para ellos "incitado por una nieta que tiene ahora ocho años". "Con ella descubrí el proceso de lectura de un niño. Al principio, es un escuchador de lecturas, un muy buen escuchador, se puede competir frente a los medios de comunicación, al I Pad y a la televisión. Están esperando que alguien les lea. Son posiblemente los mejores lectores. Después, no sé qué pasa: a los nueve años, a los diez, a los once, todo les empieza a decaer, y cuando llegan la jubilación, vuelven a leer".
A los escolares del colegio Tremañes les ha querido dedicar una evocación poética de su primera experiencia como lector, a través de un poema de su libro Memoria de la sombra:
En el abecedario busca el niño
las nueve letras de su nombre
y las pinta con tizas de colores.

Así empieza a ordenar
el mundo en la pizarra:
Una casa con puerta
azul
y dos ventanas,
un tejado muy rojo con su humo
negro,
un árbol solitario y
verde;
sobre su fronda, un pájaro
callado;
un camino infinito
que se aleja
y un burro en el camino.
Sobre el burro se ha puesto a cabalgar.

Después de tantos años,
todavía no ha vuelto a la pizarra.

Para los adultos, ha transmitido un consejo: "Si el tiempo es oro, hay que gastar un poco de ese oro con los niños". Y a todos ha dejado Francisco Álvarez Velasco una exortación para seguir en la brecha: "No hay tiempo para la literatura, y la lucha debe continuar".
Le han sucedido en el escenario los pequeños alumnos de Infantil del Colegio Público Tremañes, autores ya de un libro con todas las de la ley a pesar de su corta edad: El libro que nunca acaba; una recopilación de 13 cuentos y 13 poesías que, gracias a una experiencia de micromecenazgo, han sido editadosen versión digital y en versión impresa por la editorial Punto Didot que ha merecido el reconocimiento del jurado, este año integrado por Paco Abril, Fernando García Abella, José Luis Argüelles, Humberto Gonzali y Carmen Gómez Ojea.
Es la segunda ocasión en la que el centro escolar recibe el 'María Elvira Muñiz', que ya mereció en su edición inaugural en 2010. Desde entonces, el premio ha reconocido las trayectorias de José Antonio Mases, la librería gijonesa Paradiso, Juan Cueto, Paco Abril y Carmen Gómez Ojea, sendos artículos de Francisco García Pérez y Miguel Barrero y la labor del citado colegio, del IES Emilio Alarcos y de los colegios públicos Begoña, Asturias y Antonio Machado.