lunes, 25 de noviembre de 2013

EN TREMAÑES un "paséu" de un niño fuera de lo común

 

Mel Regueiro, fallecido a los 4 años, "seguirá vivo en su barrio" gracias a la calle que ahora lleva su nombre junto al colegio de Tremañes

23.11.2013 | 02:25
Los padres y el abuelo de Mel, en el paseo que ahora lleva su nombre
Los padres y el abuelo de Mel, en el paseo que ahora lleva su nombre 

Juan Plaza y Miriam SUÁREZ

Mel Regueiro Benavente era inteligente, cariñoso, valiente, generoso, "picarín", de sonrisa transparente, en definitiva, "mágico, fuera de lo común". Por todas esas cualidades, que su abuelo materno citó con un nudo en la garganta, este niño de cuatro años tiene desde ayer una calle con su nombre en el barrio de Tremañes. "Un pequeñín tan poco común, para mi extraordinario, víctima inocente de una desgracia terrible, da aquí un paso de gigante al reconocimiento público", agradeció Amadéu Benavente en representación de la familia.

"El paséu de Mel" abarca el tramo peatonal de la calle Bazán, que discurre junto al colegio público donde estudiaba "esta flor" para la que su abuelo pedía ayer un recuerdo "cada vez que paséis por aquí". El pequeño falleció el pasado 23 de julio, tras ser atropellado en un paso peatonal de La Calzada. Para los Regueiro Benavente ese fatídico día fue "el fin del mundo". Y su barrio, Tremañes, quiso solidarizarse con el dolor de esta familia pidiendo al Ayuntamiento una calle para Mel.

Esta petición popular, canalizada a través de la asociación vecinal "San Juan Bautista", se materializaba ayer con un acto muy emotivo, en el que Xana y Antonio, los padres de Mel, no lloraron solos. Familiares, amigos, profesores y vecinos se encargaron de darles calor en una mañana fría y lluviosa, que culminó con el descubrimiento de la placa que deja grabado el recuerdo de su hijo en la memoria colectiva de Tremañes.

"Mel seguirá vivo en este paséu, junto a su colegio, en su barrio, al calor de sus vecinos", señaló su abuelo Amadéu, en un discurso previo, que aprovechó para dar las gracias a la asociación de vecinos, al Ayuntamiento y a todos los que contribuyeron a que su nieto viviese cuatro años de felices: "Estamos orgullosos del servicio de neonatología de Cabueñes y del servicio de atención temprana de El Llano, que le estimuló para superar con creces su condición de gran prematuro; de la escuela infantil de Tremañes; y de sus profesores del colegio, Maxi, Mayte y Mariano, que nos ayudaron a hacer de él un niño maravilloso".

Uno de los momentos más conmovedores del acto lo protagonizó, precisamente, el colegio público de Tremañes. Los compañeros de Mel salieron al paseo con tres globos metalizados de gran tamaño, uno por cada letra de su nombre, y tras arremolinarse en torno a Xana Benavente y Antonio Regueiro lanzaron besos al cielo. El gesto encogió el corazón a los asistentes, entre los que se encontraban la propia alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el concejal delegado del distrito Oeste, Manuel Arrieta.

"Lo habitual es reconocer trayectorias dilatadas. En este caso, se recuerda a un niñín porque quisimos recoger la sensibilidad del barrio con esta desgracia tan injusta. No podíamos mirar hacia otro lado y este paseo es un recuerdo con mucho cariño", expuso Moriyón.






martes, 22 de octubre de 2013

TREMAÑES , SUS CALLES Y SUS COSAS…

El pequeño Mel tendrá un paseo con su nombre en Tremañes

Foto de Juan Plaza (LNE)

La alcaldesa lo confirmó ayer en la inauguración de la nueva sede vecinal de la Asociación San Juan Bautista

22.10.13 - 00:29 -
Ó. CUERVO | GIJÓN.

Si no surge ningún imprevisto, el último viernes de noviembre se aprobará en el Ayuntamiento que el paseo que hay frente al colegio de Tremañes pase a llamarse 'Paseo de Mel', en recuerdo al pequeño atropellado el pasado 23 de julio en el cruce de la calle de Los Andes con la avenida de las Industrias. Sus vecinos, por iniciativa de Javier Menéndez, [activo vecino de la parroquia de Tremañes] habían recogido firmas para lograr que así se llame a la zona en su memoria y también para cambiar el semáforo en el que falleció el pequeño.

La noticia se conoció ayer, aunque de manera extraoficial porque lo comentó la alcaldesa Carmen Moriyón a algunos vecinos, en el acto de inauguración del nuevo local vecinal.

Dos años después de la salida a licitación de las obras, la Asociación de Vecinos San Juan Bautista, de Tremañes, por fin cuenta con su nueva sede social. Cierto es que ya llevan en ella casi dos meses, pero la alcaldesa se encargó ayer, junto al edil de Mantenimiento y Obras de Infraestructura, Manuel Arrieta, de inaugurarla.

En total, el centro cuenta con despacho, biblioteca, sala de reuniones, otros dos espacios de usos polivalentes, bar y una amplia terraza. Son 240 metros que, según Constantino Alas, presidente de la entidad vecinal, hacían mucha falta al barrio. «Tremañes lo necesitaba.

El local antiguo se nos había quedado obsoleto hacía tiempo, apenas teníamos espacio para hacer nada», cuenta el responsable de la entidad. Las obras contaron con una partida presupuestaria de 163.327,50 euros a los que hubo que sumar el IVA (29.398,95 euros).

La construcción de la nueva sede era una de las viejas reivindicaciones de la Asociación San Juan Bautista. Tuvieron que pasar más de cuatro años para conseguirla. Pese al valor sentimental del antiguo edificio, construido por los vecinos en la década de los 70, los socios de esta asociación reconocían tiempo atrás a este periódico que el cambio era más que necesario.








lunes, 7 de octubre de 2013

UNO DE LOS NUESTROS: GASPAR MEANA

Un Guaje de Tremañes que ya trajimos a este pizarrón vecinal, y que el periódico LA NUEVA ESPAÑA del Domingo le dedica un página.

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lunes, 6 de mayo de 2013

TREMANES SE REJUVENECE, o una parte de él…

 
El Ayuntamiento declarará al barrio de Tremañes zona degradada para su reforma
Foto de Luis Sevilla

Será convocado un concurso de ideas para mejorar la estética, la eficiencia energética y la colocación de ascensores en el viejo polígono

06.05.13 - 01:54 -
ANDRÉS PRESEDO | GIJÓN.
 
Hace 57 años, el arquitecto Juan José Suárez Aller diseñó, en el barrio de La Juvería, en Tremañes, un modelo de urbanización compuesto por 14 bloques, de cuatro plantas de altura, con un total de 224 viviendas, que nacía con la filosofía de ser una unidad autosuficiente. Tanto es así que aquel poblado de Inuesa, rebautizado más tarde como Lloreda, incluía centro sanitario, capilla, pabellón de usos terciarios y un grupo escolar. Eran tiempos en los que Tremañes todavía no había empezado a vivir la eclosión industrial, la proliferación de polígonos, ni siquiera las infraviviendas de chabolistas que marcaron la parroquia durante años.

Aquella idea de poblado vanguardista se fue diluyendo con el paso de los años e incluso las viviendas, construidas probablemente con materiales de una calidad no contrastada, se deterioraron hasta unos extremos preocupantes para los propios inquilinos. Los desconchones de pintura, desprendimientos de fachadas, fisuras o roturas en bajantes, carpintería exterior en mal estado y otras patologías similares son el caldo de cultivo de todo el poblado. Lloreda necesitaba, como reclamaban los vecinos, algo más que un lavado de cara, mucho más que una limpieza de fachadas.

Así empezó a gestarse toda la documentación remitida al Ayuntamiento de Gijón para que el barrio fuera incluido en el plan municipal para el tratamiento de zonas residenciales degradadas. Encajaba, a la perfección, dentro de las nuevas bases aprobadas por el equipo de gobierno para este tipo de actuaciones y que están en vigor desde el día 1 de enero de este año. Tanto es así que, según pudo saber EL COMERCIO, en la junta de gobierno de mañana se dará el visto bueno al polígono de Lloreda como 'zona residencial degradada' y, a partir de ese momento, se iniciará el proceso para que el Ayuntamiento subvencione, al cien por cien, toda la envolvente de los 14 bloques, es decir, fachada y cubierta y, en la medida de lo posible, la instalación de ascensores en todos ellos.

En breve, las bases
El objetivo es conseguir para todos los inmuebles una mayor eficiencia energética y sostenibilidad y, a la vez, paliar el problema de las barreras arquitectónicas, ya que, como queda citado, los edificios no fueron dotados en su día de ascensores, lo que limita la actividad y las salidas de las personas con movilidad reducida. La instalación de ascensores tiene una complejidad añadida, ya que es más que probable que sea necesario optar por sacarlos por el exterior de la fachada, lo que implica cuestiones de propiedad que será necesario aclarar.

¿Qué sucederá a partir de la aprobación de zona degradada? Los trámites discurrirán, dentro de lo que cabe, con cierta rapidez o, al menos, esa es la previsión. De hecho, el servicio municipal de Urbanismo, cuya máxima responsable es la concejala Lucía García, trabaja ya hace semanas en la elaboración de las bases del futuro concurso de ideas que será convocado, posiblemente a finales de este mes, para la actuación general en el poblado. En su redacción colabora, con su asesoramiento, el Colegio de Arquitectos de Asturias. Una vez concluidas las bases del concurso de ideas, podrán presentarse los equipos de arquitectos que lo consideren oportuno y aportar las líneas generales que proponen para actuar en los 14 bloques. Para ello tendrán un plazo aún no definido, pero que rondará los dos o tres meses.

Trabajos por fases
Un jurado, compuesto por representantes de los diferentes grupos políticos municipales, del Colegio de Arquitectos de Asturias y tres miembros elegidos por los propios vecinos del polígono de Lloreda, elegirán la idea ganadora, que se tomará, a modo de anteproyecto, a la hora de ser desarrollada, ya en forma de proyecto, por sus autores. Lógicamente, todo será «acotado» desde el Ayuntamiento de Gijón que, a fin y a la postre, es quien aportará el cien por cien de la inversión a realizar. Se entiende que la modernización del barrio, el hacerlo más sostenible y accesible, no debe suponer una inversión más de la estrictamente necesaria. En suma, que no serán admitidos proyectos que supongan frivolidades fuera de control presupuestario.

Ese control municipal también conllevará supervisar la futura adjudicación de las obras, que deberán de hacer las propias comunidades de vecinos. Ello quiere decir que los trabajos se pueden desarrollar en diferentes fases y, también, por diversas empresas, siempre que respeten la filosofía general del proyecto de reforma. ¿Cuándo pueden iniciarse las obras? Lo más probable, a tenor de los plazos, es que comiencen el próximo año, con lo que el polígono de Lloreda estaría preparando sus mejores galas para celebrar, en 2016, sus sesenta años de historia. Queda por ver, ahora, las ideas que plasmen en papel los diferentes equipos de arquitectos que, a buen seguro, optarán a realizar el proyecto general del barrio y será entonces cuando se empiece a intuir cual será la nueva fachada de Lloreda a medio plazo. Lo único seguro es que los desconchones y los desprendimientos pasarán, en breve, a ser historia.

En este caso, las diferentes comunidades de vecinos de Lloreda ha sabido mover sus piezas, con un acuerdo unánime, para acceder a las ayudas municipales para barrios degradados ya que, como es obvio, la asignación presupuestaria es limitada. La primera actuación se inició hace poco más de dos meses en Jove. Lloreda será la segunda y ocupará, a tenor de la dimención del poblado, un presupuesto muy importante, aunque aún no se puede concretar, a la espera del proyecto definitivo. El resto de las obras en otros barrios deberán, aseguraron fuentes municipales, «esperar su turno».














martes, 30 de abril de 2013

Víctor Guerra, de Tremañes habla de «Hipatia» Rosario de Acuña


Rosario «Hipatia» de Acuña

Víctor Guerra relata las relaciones de la escritora, que vivió en El Cervigón, con las logias masónicas de su tiempo


30.04.2013 | 01:54

Víctor Guerra, a la derecha, con el coordinador del foro cultural del periódico, Luis Miguel Piñera.

Víctor Guerra, a la derecha, con el coordinador del foro cultural del periódico, Luis Miguel Piñera.Fotografia de 

Cuca ALONSO

Un habitual de estas páginas, Víctor Guerra, disertó ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón sobre «Rosario de Acuña. Encuentro y desencuentros masónicos», al cumplirse el 90.º aniversario de la muerte de la escritora, acontecida en su casa de El Cervigón, que hoy acoge un centro de actividades educativas.








Víctor Guerra es el máximo experto de la masonería en Asturias, según declaró el director del Club, Luis Miguel Piñera, pero... «Esto es una encerrona porque a ver qué digo yo después de los excelentes trabajos realizados por otros, como José Bolado y Macrino Fernández», explicó el conferenciante. Definió a De Acuña como una mujer poliédrica, de la que se saben muchas cosas, pero se ignoran más. Lo que se conoce de ella es a través de sus escritos, pero existen grandes lagunas en su trayectoria vital. Se sabe que durante muchos años estuvo en permanente movimiento y no hay posibilidad de mantener una ilación en su historia.

Rosario de Acuña había nacido en Pinto, Madrid, en 1851, en una familia adinerada y noble; incluso hay varios obispos entre sus antepasados. De niña sufrió grandes problemas de vista, solucionados con una operación siendo ya adulta. Su padre fue el gran referente de su formación. En 1876 se casó con el militar Rafael de la Iglesia, un matrimonio que iba a durar siete años; de derecho, sería para toda la vida, de acuerdo con la ley. En 1887 conoció a Carlos Lamo Jiménez, un estudiante de Derecho, 19 años más joven que ella, que sería su amante hasta su muerte en 1923, pero que en público presentaba como su sobrino.

José Bolado ha sido el investigador de la obra literaria de Rosario de Acuña, mucho más densa de lo que en principio se pensó. Ocurre que fue difícil seguir su rastro dada su dispersión. «Era de armas tomar, cogía su caballo y acompañada de su criado se iban ambos mundo adelante, en viajes que podían durar tres meses», comentó Víctor Guerra. En 1876 Rosario de Acuña estrena en Madrid la obra «Rienzi el Tribuno», consiguiendo un gran éxito. Ya es famosa, pero habría de esperar hasta 1885, al incorporarse a la revista Dominicales de Libre Pensamiento, para establecer contacto con personajes librepensadores y masones.
En 1886 viajó a Alicante a dar unas conferencias y es en esa ciudad donde se inicia como miembro de la masonería, aunque siempre iba a ser una masona atípica, muy independiente, que se adhiere a algunas causas pero de otras se aleja. Algo con lo que nunca estuvo de acuerdo fue con la incapacidad de formar logias exclusivamente femeninas; las mujeres sólo podían constituir una logia de adopción. Adoptó el nombre Hipatia. Tras su presencia en Alicante desaparece, no se sabe nada de su participación masónica, pero de vez en cuando hay constancia de que colaboraba con algunas logias. Es un miembro muy considerado, aunque no mantiene vinculación con ninguna.
Personalmente, de acuerdo con la exposición de Víctor Guerra, creo que Rosario de Acuña fue una masona muy «ligth», es decir, de baja intensidad, [ digamos que no fue un masona orgánica]que se dejó querer, aunque al final de su vida ostentaba un grado 32.
No participó en la Logia Jovellanos, creada en Gijón en 1913, cuando ella ya vivía en su casa de El Cervigón, aunque en la requisa llevada a cabo en esta logia por las tropas franquistas en 1937 se encontraron con un busto de Rosario de Acuña.

lunes, 8 de abril de 2013

Soy de Tremañes

Desde hace ya tiempo unos cuantos vecinos de Tremañes que viven o no viven en la parroquia se encuentra en una comida anual  de hermandad. He aquí lo que ha recogido la prensa diaria asturianas


La Nueva España

 

Asistentes a la comida de hermandad de vecinos de Tremañes.

Tremañes en el corazón ¡¡¡

Un centenar de antiguos vecinos del barrio se dan cita en una comida de hermandad que cumple su primera década

08.04.2013 | 02:06

Asistentes a la comida de hermandad de vecinos de Tremañes.ángel gonzález

R. V.
Ya no viven en Tremañes, pero el barrio sigue en sus corazones. Un centenar de antiguos vecinos se dieron cita ayer en un restaurante de Santa Olaya para charlar de los viejos y los nuevos tiempos en una comida de hermandad: la décima que organiza el colectivo de vecinos y simpatizantes de Tremañes. La mayor parte de los comensales llegó de otros barrios de Gijón, 
pero no faltaron antiguos habitantes de Tremañes que ahora tienen su domicilio en otras ciudades de Asturias... o de fuera de Asturias. Desde la capital de España llegó alguno de los participantes

«Somos gente mayor, de sesenta para arriba. Somos los de Tremañes de antes», explicaba ayer con buen humor Daniel Riera García, uno de los integrantes del colectivo que organiza el evento desde hace tres años. «Antes hubo otras personas. En total llevamos diez años haciendo la comida», remataba el vecino.

Comida para favorecer la conversación, siempre marcado por la nostalgia del barrio que les vio crecer, y luego un baile con actuaciones como las de Nel del Solo, Llera o Antonín y sorteo de regalos para que la fiesta deje buen sabor de boca de cara a organizar el encuentro del año que viene. El objetivo es que la comida de hermandad se consolide y, una vez al año como mínimo, aquellos viejos amigos de Tremañes tengan la oportunidad de reencontrarse.

 

DIARIO EL COMERCIO

Los vecinos de Tremañes, de comida

Los vecinos de Tremañes volvieron a reunirse ayer para celebrar su tradicional comida de hermandad, un acto que se ha convertido en toda una tradición en la parroquia. En esta ocasión, alrededor de un centenar de vecinos se reunieron para recordar el pasado y analizar el presente de Tremañes.

Los vecinos de Tremañes, de comida
Foto de CITOULA

jueves, 14 de marzo de 2013

Manuel Aguillaume Valdés. Un Diputado Socialista natural de Tremañes

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Hace unas semanas el inquieto Luismi Piñera que lleva adelante el Aula de Prensa del Diario La Nueva España que tiene su sede en Gijón, y puntilloso investigador de la historia local gijonesa,  me hizo llegar un hallazgo  un amplio trabajo  de investigación escrito por el profesor Enrique Sanchez Lubián y que trata de Manuel Aguillaume Valdés, que un 9 de mayo de 1942, el juez municipal de Toledo de forma torticera  comunicaba  que “ a consecuencias de hemorragias”  fallecía fusilado Manuel Justo Agillaume Valdé de 62 años, y que había estado preso en manos del franquismo unos 37 meses antes de su fusilamiento, por socialista y Diputado (1933-1936) y como digo fusilado por Adhesión a la Rebelión Militar contra la Iegítima representación del Estado, encarnada por el Ejército desde el 18 de julio de 1936.

Los orígenes de los Aguillaume viene de la mano de esa llegada de técnicos y obreros franceses , (el padre era natural de Issodum) que emigraban en función de la llamada de la industrialización asturiana, como era el caso de la construcción del ferrocarril de vía estrecha en la cual trabajará Etienne Juste Aguillaume.

Este inquieto jornalero, fue militante del Partido Federal llegando a ser Presidente honorario del Comité Federal del Natahoyo. Ya en estas tierras contrae matrimonio con  Carmen Valdés Infiesta, que traen al  mundo a Manuel, Francisco, Isidro, Sabina y Florentina
Ambos progenitores fallecieron Etienne Juste el 26 de mayo de 1903 , y su mujer el 11 mayo de 1927. De Etienne hizo una reseña el periódico El Noroeste.

Manuel Aguillaume nació en Tremañes el 13 de abril de 1881, y cursó estudió en la Escuela de Artes y Oficios, llegando con apenas 18 años a ser presidente de la Sociedad de Oficios varios del Centro Obrero.

En 1904 lo encontramos incardinado en  Correos, donde entra mediante concurso-oposición siendo destinado como Jefe de Negociado de segunda en Gijón en 1911, y un año más tarde lo tenemos en Benavente, pasando por las dependencias postales de Cangas de Narcea y Oviedo, donde abrió una academia de enseñanza y una joyería.

Como defensor laicista,muy propio de los librepensadores y republicanos de aquellos momentos, tuvo conflictos en un proceso judicial  porque se empeñó en enterrar a su hermano de sangre muerto  a los 26 años  de meningitis en el Cementerio Civil  y un cura recurrió tal hecho para que Isidro, como se llamaba el  hermano de Manuel, fuese enterrado en la zona católica, tesis que llegó hasta la Audiencia Provincial, ganando el curato en su pretensión de ganar un alma más tanto librepensador y ácrata.

En 1992 levanta junto con el socialista y francmasón Teodomiro Menéndez el Sindicato Postal  y ostentó varios cargos en las distintas iniciativas obreras socialistas  tanto del PSOE como de la UGT.

En 1924 fue vocal de la AMSO, Agrupación Socialista de Oviedo, y de otras entidades como el Ateneo Popular de Oviedo, siendo representante de la Federación Socialista Asturiana en duodecimo congreso del PSOE celebrado en Madrid.

En 1931 escala puestos y aparece como Administrador de Correos en Oviedo imbricándose en las luchas sindicalistas del cuerpo de Correos. para que este cuerpo dejara de ser un órgano arcaico; colaboró en varios medios del cuerpo como Realidad, Correos, y Cartas y carteros, en los cuales se pueden encontrar artículos y dibujos.
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En 1932 perdemos a Manuel Aguillaume, pues se traslada  ya definitivamente fuera de Asturias pues  el 19 de mayo de 1932 a es nombrado  Administrador Principal  de Correos de Toledo  a cuya capital se trasladó con su mujer  Julia Cadavieco, con la cual tuvo  seis hijos uno  de ellos: Maria Paz Aguillaume Cadavieco estuvo casada con el conservador y requeté historiador Jesús Evaristo Casariego

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Y ya quedará vinculado tanto le como su familia definitivamente con la capital toledana hasta su muerte, pues además la mayor parte de sus hijos se trasladan también a  vivir a  Toledo, donde desarrolla una intensa vida política y sindicalista en momento trágicos para España.

Se ve envuelto en varios conflictos que al final le pasarán factura .. terminará separándose de los órganos directivos de PSOE y se incorporara  en 1938 al Socorro Rojo Internacional como Presidente de su Comité Provincial

En ALicante donde se había trasladado con su hijo es detenido, pese a una identidad falsa pese a que su hijo se enrolará en la División Azul para intentar atenuar la prisión sobre su padre, pero ello no impide que en Enero de 1940 fuera conducido a la prisión de Yeserías de Madrid donde se le va comunicar su procesamiento, siendo trasladado en junio del mismo año a la Prisión Provincial de Toledo, de nada valdrán avales o que su hija estuviera casada con el requeté Evaristo Casariego, Director del Diario Alcazar, o que su hijo estuviera en la División Azul.

El 5 de mayo de 1942 se tribunal del Consejo de Guerra  y se le sentenciará tras negarle las conmutaciones solicitadas el 9 de mayo  de  mayo de 1943, a lo cual su mujer no sobrevivió pues en 1941 había fallecido.

La reivindicación de su figura tardará años, y será mediante la publicación del 10 de septiembre  del 2006, mediante una esquela que publica en el Diario El Pais,  por su familia en la cual tras recordar que había sido Diputado del PSOE, había sido condenado por la Dictadura franquista, tras haber sido condenado a Juicio Sumarísimo. por defender los ideales del socialismo , la democracia y la República.

Años antes, en 1974 la familia consigue  exhumar sus restos, para reposar desde la anónima tumba al osario de las Victimas de la Represión

Y en el año 2009 el ministro de Justicia Francisco Caamaño Rodriguez firma en Madrid la Declaración de Reconocimiento Personal de Manuel Aguillaume Valdés, y tras 77 años pasados  el Gobierno  de España reconocía a Aguillaume el derecho a obtener la reparación moral mediante la cual le Democracias española  honra a quienes injustamente padecieron persecución violenta durante la Guerra Civil y la Dictadura”.

El trabajo que ha publicado Enrique Sanchez Lubian se titula: Manuel Aguillaume Valdés. El socialista que murió de pie, porque jamás vivió de rodillas” publicado en la revista ARCHIVO SECRETO nº 5 

Victor Guerra (Alias. Chusi el Moliñeru fui de Lola y el Chan)

jueves, 31 de enero de 2013

CANDIDO VIÑA en el Diario El Comercio

«En Tremañes nos sentimos incomunicados»

16.01.13 - 00:13 -
Ó. CUERVO | GIJÓN.   DIARIO EL COMERCIO
  • Para mí sería soterrar las vías, ya que tres pasan por aquí. Ellas, al igual que las autovías, dividen los núcleos urbanos»
Cándido Viñas.Párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Tremañes

EL PERFIL

.«En Tremañes nos sentimos incomunicados»

«Sería muy interesante que, con la cantidad de polígonos que nos rodean, la gente consiguiese un trabajo»
«Aquí no existían calles ni alumbrado, y las aguas fecales se depositaban en un prao a tiro de piedra de las viviendas»

Cuarenta años viviendo en un lugar sirven para, con el paso del tiempo, analizar los cambios sufridos por la zona en la que se reside. Algo similar puede hacer Cándido Viñas (Villagarcía de Campos, Valladolid, 1934), quien ha pasado media vida en Tremañes, un barrio al que lleva vinculado desde la década de los 70. Ahora, después de años de sacrificio y trabajo, los vecinos han decidido que es hora de darle un homenaje. De ahí la solicitud de una calle o un parque para su párroco. Algo a lo que, finalmente, el Ayuntamiento accedió. A partir de hoy, su nombre permanecerá en una zona verde situada entre la avenida de la Economía Social y el camín de Lloreda.

-Al final ha llegado el día. ¿Cómo se siente?
-Muy feliz y muy agradecido, aunque también me da un poco de vergüenza recibir esta distinción. Creo que también ha habido más personas que yo que trabajaron duro por la mejora de Tremañes. De todas formas, viniendo de los vecinos, es algo que acepto con muchísima alegría.

-¿Por qué cree que lo hacen?
-(Ríe). ¡Pues habrá que preguntárselo a ellos! Habría que preguntárselo a ellos. La verdad es que no lo sé, quizá sea un premio por el trabajo que he hecho durante estos años.

-Dicen que su labor ha sido muy importante para la mejora de las infraestructuras del barrio.
-Pues puede ser. Llevo vinculado al barrio desde que llegué, en los 70, procedente de La Felguera. Había mucha necesidad, muchísima pobreza. Era un barrio abandonado que no solo necesitaba viviendas dignas con las que dejar atrás el chabolismo. ¿Sabe? Aquí no existían calles ni alumbrado, y las aguas fecales del poblado se depositaban en un prao que estaba a tiro de piedra de las viviendas. No eran las mejores condiciones. Por suerte, todo eso ha quedado atrás.

-¿Sucedía lo mismo con la Educación y la Sanidad?
-Lo mismo. Educación y Sanidad más de lo mismo. Estaban los colegios de Las Maravillas y de Lloreda, en los que había bastantes alumnos. La verdad es estaban horribles. Decían que los arreglaban pero no hacían ninguno nuevo. Todo cambió cuando los vecinos decidieron bajar hasta la Plaza Mayor, manifestándose frente al Ayuntamiento, donde estaba celebrándose un Pleno en el que se decidía si se construía o no el nuevo centro. Al final se logró.

-¿Cuándo empezaron las instituciones a fijarse en las necesidades que pasaba Tremañes?
-Con el cambio político. Fue con la muerte de Franco cuando empezaron a tomar conciencia de los problemas que se pasaban aquí. Comenzaron a desaparecer las chabolas, coincidiendo con el Mundial de 1982, y se construyeron viviendas prefabricadas para las personas que vivían en ellas gracias a un convenio firmado por el Ayuntamiento, el Ministerio de la Vivienda y el Arzobispado de Oviedo, que cedía los terrenos.

-¿Qué retos de futuro se plantean en estos momentos en el barrio?
-Todavía quedan muchas cosas por hacer. Lo más importante para mí sería soterrar las vías desde Veriña. Por aquí pasan tres vías férreas, tanto de la absorbida Feve como de Renfe. También están las autovías, que dividen los núcleos urbanos. Nos sentimos incomunicados.

-¿Y el empleo?
-También, es otra gran necesidad. Sería muy interesante que, con la cantidad de polígonos industriales que nos rodean, la gente consiguiese un trabajo. Pero no lo encuentran. Es un gran pena.

Un cura obrero
-A usted se le conoce por haber sido un cura obrero.
-Me ordené jesuita en 1953. Estudié Magisterio en Filosofía y di clases en algunos centros, como en la Universidad Laboral, entre 1960 y 1962. En Asturias conocí mi vocación obrera. Después de estudiar Teología en Burgos y pasar un año en Roma, llegué a La Felguera. Trabajé en Industria Laviada, en el dique de Duro Felguera, como basurero en Limpiezas El Sol. Al final tuve que pedir la baja por problemas en la columna vertebral y vine a Tremañes a echar una mano.





















miércoles, 23 de enero de 2013

UNO DE LOS NUESTROS:Cándido Viñas: el valor del compromiso

 

Un pequeño parque de Tremañes llevará desde mañana el nombre de uno de los primeros curas obreros de España, inquieto y siempre comprometido con la causa de los más necesitados

Cándido Viñas.
Cándido Viñas. lne
JAVIER GRANDALa parroquia de Tremañes está de enhorabuena, no sólo por el hecho, siempre grato, de estrenar una nueva zona verde (aunque sea exigua y esté enclavada en un remoto paraje industrial), sino porque el Consistorio gijonés, atendiendo al sentir de los vecinos, accedió a bautizar este sencillo espacio de recreo con el nombre de Cándido Viñas, párroco de Tremañes. 

En una ciudad como Gijón, que ha elevado a los altares de su callejero a multitud de personajes que poco o nada hicieron por la ciudad o por sus convecinos, es de agradecer que en esta ocasión el distinguido sea una persona que sobresalga por su bonhomía y por su vocación de servicio a los demás.

Bastan cinco minutos de conversación en su casa, donde la puerta siempre está abierta para aquellos que le necesitan, en torno a un café en la sede vecinal o tomando un vaso de vino rodeado de parroquianos en alguna de las múltiples capillas laicas que todavía cobijan entre sus paredes ese ser incierto del barrio, a caballo entre lo rural y lo urbano, para advertir que Cándido Viñas es un hombre sencillo, apegado al día a día de su parroquia, y nada amigo del boato y las distinciones. Los que le conocen bien, saben que cuando en Lloreda se descubra la placa que lleva grabado su nombre, esbozará esa media sonrisa de buena persona que siempre lleva pintada en la cara, entornará un poco los ojillos, apagados ya de tanto pelear por la justicia en este mundo, y se sentirá reconfortado, no por ingresar en el selecto club de miembros del nomenclátor de la villa, sino por sentirse querido por sus vecinos y amigos. 

Los que le conocen bien, saben igualmente que si le ceden la palabra aprovechará para poner voz a las quejas de sus vecinos, protestando por el intenso tráfico pesado, por el mal estado de los caminos o por el deficiente alumbrado.

La historia de Cándido Viñas es la de un hombre inquieto y perseverante, que de joven se sintió atraído por los misterios que se escondían tras los recios muros de la colegiata de San Luis, en su pueblo de Villagarcía de Campos, un destacado puerto de arribada para los novicios de la Compañía de Jesús. En la Orden, Cándido encontró un cauce para dar salida a su vocación de servicio a los demás. Cumplido el tiempo, completó su formación en la Compañía como maestrillo en la Universidad Laboral entre los años 1962 y 1964, antes de ser ordenado sacerdote. Su paso por la Laboral le permitió entrar en contacto con el mundo de los jóvenes y del trabajo, y le hizo replantearse muchas cosas, entre otras, la forma de cumplir con su futuro ministerio, que estaría ligado al mundo laboral.

En efecto, su particular forma de entender eso que los hombres de iglesia denominan el misterio de la encarnación, llevó al recio y vehemente vallisoletano a convertirse en uno de los primeros curas obreros de España. Como el propio Cándido ha reconocido muchas veces, no buscaba evangelizar a los trabajadores reconvertido en una suerte de misionero de nuevo cuño, sino ganarse el sustento, compartir las fatigas del mundo laboral, ser uno más entre muchos. 

Dos años en un taller en La Felguera y tres en el Dique de Duro Felguera, donde tuvo que esconder su condición de sacerdote para ser admitido (eran los tiempos conciliares de la doctrina social de la iglesia y el empresariado no podía meter el enemigo en casa), son parte de ese compromiso vital con el mundo obrero del que sólo pudo apartarle un accidente laboral que limitó sus capacidades físicas.

Inquieto y siempre comprometido con la causa de los más necesitados, desde el año 1973 compaginó sus clases en la Universidad Laboral con la colaboración en la parroquia de Tremañes, entonces dirigida por el recordado sacerdote José María Bardales. Tremañes era entonces un espacio en plena transformación urbana e industrial, un polvorín social estigmatizado por la presencia de amplios asentamientos de infravivienda marginal. 

Un rincón olvidado y marginado del concejo, prácticamente ignoto para la mayoría de los gijoneses, que sólo frecuentaban los residentes y los trabajadores de las empresas radicadas en sus límites. Pero Cándido decidió quedarse, hizo suya la causa de la parroquia, trabajó para erradicar la marginación y el chabolismo, enarboló la bandera de las reivindicaciones vecinales que buscaban mejorar las condiciones urbanísticas y sociales del barrio, equiparándolo, como era de justicia, con el resto de las zonas de la ciudad. Para ello no usó el púlpito a la vieja usanza, sino la denuncia a través de las tribunas de los periódicos, de la persuasiva dialéctica jesuítica desplegada en múltiples reuniones con técnicos y políticos municipales acompañando a los otros miembros del colectivo vecinal.

Al viejo y querido párroco, el húmedo Nordeste gijonés le volvió socarrón y discutidor como al más genuino de los playos, pero abrió grietas en su longevo edificio tan dolorosas y profundas como las que recorren las paredes de la iglesia parroquial. Cándido ya no frecuenta la línea número 14 de Emtusa para ir al Ayuntamiento a reclamar mejoras para su barrio, pero seguro que más de una vez lo podremos ver sentado en un discreto rincón del parque que, desde mañana, 16 de enero de 2013, llevará su nombre, con su eterna sonrisa y su inseparable bastón, rememorando con algún vecino viejas luchas sociales o barruntando otras nuevas.




jueves, 10 de enero de 2013

CASA “RAMONITA”, UNA MANSION PECULIAR

En el seno del desastroso urbanismo  de Tremañes, aparte de las famosas Quintas, como las de Valle, o la de Juliana, por donde pasaron notables republicanos gijoneses como el que fuera el alcalde de Gijón Eladio Carrñeo, o hasta el que fuera presidente de la República como Mateo Praxedes Sagasta.

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En  la parroquia hay o  habido  otras casas cuando menos singulares,  algunas de ellas son  La Casona de la Dehesa, o la Casa de la Torre del Marques de Tremañes, u otras..., y entre esas casas singulares se encuentra “Casa Ramonita” sita en zona de La Fuente, al pie de la carretera de Tremañes, ocupando el  lugar y número: Carretera de Los Campones 77.

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Vistas de la casa: 1ª Avenida Los Campones, 2ª Fachada del Jardin, y 3ª Fachada posterior

Durante mucho años ha sido la casa de  mis sueños, sobre todo, sus buhardillas, en las que al final de la vida de la casa, antes del actual destrozo viví una larga temporada, pero empecemos por el principio.

A esta casa ya le dediqué un pequeño post, pero un lector de este pizarrón me pidió desarrollar algo más su historia, y dicho y hecho, me puse en marcha con la idea de poder tener algún dato más, como por ejemplo: ¿Quién había sido su arquitecto? , o  la fecha de construcción, etc.

Puestos en contacto con el Registro de la Propiedad, el Departamento del Catrasto, y el Archivo Municipal de Gijón, y unas cuantas vueltas más y tras los pagos de las correspondientes cuotas, pocos más datos he podido obtener. Todos los departamentos  y entes administrativos tenían algún que otro documento que me ha permitido ir reconstruyendo parte de la historia que junto  con la memoria oral al menos ya sabemos algo más sobre esta casa.


  

Hoy el Archivo Municipal de Gijón (Torre del Reloj) contiene todo el expediente completo, al menos el que yo he conseguido de unos y otros departamentos lo he entregado al citado archivo.

“Casa Ramonita”, tomó tal  nombre porque en su bajos amén de la vivienda de los dueños, había una tienda de comestibles denominada “Tienda de Ramonita”  y por tanto la casa también fue tomando esa denominación. Pero no siempre esa casa tuvo el mismo nombre, pues  el fotógrafo César, que recogió dicha casa en una fotografía de 1977 nos dice que esta casa se denominaba Chalet de Posada y también de Doña Segunda. A ese respecto no he encontrado nada sobre dichas denominaciones.

Los propietarios de la casa

Parece ser que esta finca era parte de otra finca de la que fue segrega y dicha finca fue adquirida  por Don Sabino García Fernández que falleció en 1958. Como tal expresa el expediente bajo el numero 32.560 folio 213  del tomo 493 de este Ayuntamiento de Gijón, y muere soltero y sin descendencia siendo su albacea  Eduardo Zazua Fernández, que se la vende a Doña Ramona Alvarez Súarez en 90.000 pesetas, ya que era arrendataria de tal inmueble, por lo tanto Doña Ramoina y su progenitor llevaban viviendo en tal casa un cierto tiempo.


El padre de Ramona  era D. Augusto Álvarez  al que conocí en los años 60, era todo un personaje, inmenso y  grueso,  siempre estaba sentado en uno de esos sillones de mimbre, y allí estaba con su pai pai dándose aire en una mano, y en la otra siempre tenía  el matamoscas . No sé si era un indiano o no, pero tenía toda la pinta.

A su alrededor estaba siempre su cuñada , la señora  Angela  siempre trajinando, y como no  Ramonita que llevaba adelante junto con su distintos parientes.
La entrada a tienda de comestibles daba a la carretera de  Serín, o de los Campones que pasó a denominarse Avenida de los Campones.

Hoy los propietarios son otros por temas de herencias y demás, y actualmente está en manos de un notario.

De la casa de la cual  hablamos,  el Catastro tiene copias de los planos con dicha distribución, eso sí  muy somera, dándose  como  data de construcción  1890, aunque no se especifica quien fue el arquitecto, ni sus primeros dueños o quien mandó levantar la casa.

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Tipología de la Casa

Su volumetría está contenida en un frente que da a la carretera Los Campones nº 77,   de unos 9,7 mts y un fondo de 13,6 mts, lo que arroja una edificación de unos 341 mts2 y el terreno unos 497 mts 2;  y aunque presenta una cierta singularidad  constructiva en la fachada lateral que da al jardín (la finca forma parte de una especie de martillo) pese a esa singularidad no tiene una protección especial aunque se considera que se debe ir a su conservación.

En la planta baja, estaba la vivienda de Ramonita, y el jardín y en luego en la primera planta había 2 viviendas, y en la buhardilla había otras dos.

La fachada lateral es la más bonita y es la  que se ve desde la carretera, presentando  esos bonitos huecos y florituras en los aleros del tejado y sobre el balcón de las buhardillas y las ventanas semicirculares de estas.

La tienda de Ramonita y los moradores de la casa

La tienda de Ramonita no sé la fecha en que empezó a funcionar como tal, en la zona estaba el comercio de Ultramarinos de Jesús el de Pedrón (El que luego fuera el Estanco) y casa Teresa , en la misma acera que Ramonita. He preguntado a mi madre  sobre la casa y la tienda, pero ella cuando  se vino a Tremañes en sobre 1950 la tienda ya funcionaba como tal.

Era una tienda como casi todas que se preciaba, funcionaba a base de libretas que se iba liquidando  cada uno a su sen... plazo fijado entre Ramona y los financiados.(fiado y fiador). En esa tienda que creo que durante muchos años fue la única en la que compraban mis padres, al menos era digamos la tienda de referencia. 

En su interior recuerdo en un mostrador que hacia angulo (una especie de escuadra) los  aparatos para sacar aceite, y detrás del mostrador por donde se accedía a al interior del mostrador  había  un pequeño cubículo para el teléfono. Recuerdo cuando mi padre lo adecentó como tal.

Ya que mi padre hacia las veces de encargado de las obras, de retejado  y obras menores que tenía la casa.

En la primera planta. durante muchos años vivieron varios vecinos por un lado la más decana de todos ellos Otilia que ocupó la vivienda que da al balcón central que se puede ver en la fachada lateral,  también vivió  Mercedes, luego Violeta, Delfina, Ovidio...

Y en  las buhardillas estaban ocupadas por dos familias emparentadas "los Gallegos" era curioso porque ambas buhardillas compartían el mismo jol de entrada, en una vivía Pilar y    y en la otra Josefina, Pílar y Victor eran los padres de Víctor Manuel, y luego también vivió  durante muchos años Manolo y Lila los padres de otra chaval: Manuel Angel.

Cuando estas familia se fueron a vivir a la Calzada y tras varias ocupaciones, mi padre que siempre tuvo muy buena relación con Ramonita, arregló y adecuó una de ellas para mi hermana Marta y su marido Julio, instalando mejores servicios, y luego yo me hice con la otra buhardilla, a la que le añadimos un baño grande, sustituyendo el wáter lateral, por un amplio servicio con bañera incluida que daba a la carretera de la Iglesia, y que estaba separado de la cocina por un tabique de cristal viselado, de esta manera la entraba luz a la cocina y ala vez se disponía de un baño amplio y confortable.

Doña Ramonita

Doña Ramonita, era soltera y aunque no era una moza imponente, tenía un porte muy señorial, yo me la cruzaba mucho por las tardes noches sobre todos los fines de semana , cuando iba a visitar a sus amigas de Gijón y paraban en la cafetería El Bariloche, siempre con su abrigo largo, y su bolsito de señora bien y muy "maqueada".. Era para mi una buena persona, la que nos atendía incluso los domingos cuando ibamos con los "mandados" de las madres por la puerta trasera a la ventana a pedirle los dichosos "recados" de última hora.

Victor Guerra (alias Chusi el Moliñeru, fiu de Lola y Jesús el Chan .