domingo, 2 de agosto de 2009

AQUELLOS DOMINGOS CARBONEROS

Me comenta un buen vecino que estos días en  Tremañes han muerto uno de los carboneros  de la parroquia y que fue “ el día 26 de junio murió Luis García García, vecino de Tremañes e hijo de Álvaro y Fé (los de la carbonería).

Ello me obliga a volver a retomar este querido blog que tengo algo abandonado por otras ocupaciones, como el trabajo que me llevan los otros blogs y desde luego la culminación del libro que estos días ya ha entrado en imprenta Masonería en el Oriente de Asturias Siglo XIX y XX, pero aprovecho este anuncio para hacer una reseña parcial de mis recuerdos de las carbonerías, a lo que sumaré otro trabajo de otro blog que resume  muy bien el mundo de los carboneros, aunque este articulo habla de unas carbonerías un tanto más antiguas a las que yo conocí.

Como toda casa que se preciase en Tremañes, como en toda tierra de garbanzos, que se dice, la cocina de carbón estaba presente en todas las casas , y la mía no iba ser menos, la cual además estaba atizada todo el santo día, tan solo se la dejaba un tanto mortecina tras la comida para proceder a su limpiado y lucido con aquellos estropajos de fibras naturales y  que tenían como base de pulido de la chapa de la cocina agua, un poco de jabón chimbo, y arena de fregar, hasta dejarlas como un jaspe, luego de nuevo a darle caña, hasta la noche.

 

Tener tal artilugio encendido, que además constituía un elemento esencial  y vital, calor y elemento para hacer las comidas, una vez el hombre, en este caso la mujer se irguió, dejando el caldero o pota sobre el suelo, para tomar buena posesión de la cocina de carbón.

En casa hay dos combustibles, la madera que cada año traía mi padre de la obras en la cuales trabajaba de Encargado Albañil, y que se apilaban para nuestra desgracia, pues los veranos o tiempos de vacaciones, ya sabíamos tardes  dándole al picahón para hacer trizas aquellos viejos tablones, o  a golpe de sierra.  Lo cierto es que apenas teníamos años y apenas si levantábamos un pie del suelo, y allí nos dejaban al cargo de piras y piras de materiales para devastar a  golpes de niñez. Años bonitos pero también muy duros.

El otro combustible esencial era el carbón, y este al menos en Tremañes, no era repartido como tal, aunque seguro que se hacía pero mi recuerdo es que había que ir a por él a la carbonería, por lo cual ya desde pequeño, una de las ceremonias cada semana era acompañar a padre con la carretilla de madera  y dar un par de viajes desde casa (Calle los Pinos,  tomando calle abajo, doblando por delante de casa Rosita que hacía esquina con la calleja amplia que daba al pradón ,o sea lo que bajábamos por lo que  hoy  se conoce como calle Bazán y que atravesando la Calle Ancha (La Esperanza) luego venía la Calle Pureza, con el gigante eucalipto y el bloque de pisos, yo creo que de los primeros que hubo en Tremañes, y a continuación en la otra esquina de la Calle Socorro, donde Fé y Alvaro tenían su carbonería.

Como era domingo , pues se picaba y allí bajaban uno de los dos a servirte la mercancía, que se apilaba en grandes pilas en el patio cerrado que tenían, carbón grueso y carbón fin, en casa siempre se gastaba del fino, y una vez concluida la carga y la charleta, pues de nuevo por el mismo camino para casa.

DSCN9683 Foto de la carbonería de Fe y Alvaro

Alguna vez por semana me tocó el tener que ir por un caldero y eso era insoportable, eran unos calderos de zinc horribles de transportar pues si llevabas dos pues bien, mucho peso pero equilibrabas, pero uno era un tormento, cambios de mano continuo, y descansos sin parar.

Cuando mi padre, se decidió a  jubilar la vieja carretilla, confecciono una que era uno joya, yo creo que aún anda por casa,buena si que lo era, pero pesaba un quintal, y llevaba la intemerata de sacos, y allá me veía yo carreteando con aquel flamante “aiga” carretil camino de la Carbonería de Fé, a la cual siempre le tuve mucho cariño,  de Álvaro apenas si tengo recuerdos. Digamos que las mujeres de Tremañes siempre me sedujeron más que los paisanos, y de ahí que tengo presentes una serie de estereotipos en mi mente, de las que espero hablar un día.

Como digo allí me ví yo relevando a padre (Chus el Chan) o el albañil, en las tareas de transporte de carbón tres sacos en cada viaje, era toda una proeza, pero el truco estaba en cargar mucho  adelante, sobre la rueda, y eso facilitaba las cosas, lo malo era cuando volcabas, y entonces debías acudir a alguien mayor para que te ayudara a estibar la carga.

De la señora Fé, ahora que mi comunicante me lo dice, recuerdo que tenía un hijo,   no este que murió  Luisito, del cual tengo una imagen muy borrosa, pues ni me acordaba de él…tal vez si veo una foto lo recuerde, pero de lo que sí recuerdo es a ciencia cierta, era de su hermano  que murió electrocutado  camino de la escuela , no sé era mayor que yo o más joven  y camino de La Calzada, pues se encontró con un cable eléctrico en el suelo y allí se quedó, él iba un poco primero camino de la escuela  que el resto de la plebe de la zona, y eso hizo que la tragedia no fuese mayor. Que como digo fue toda una tragedia en Tremañes.

Después de aquello, vi como se apagaba la estrella de mi carbonera, la Señora Fé, pues fue todo una pérdida, hoy ya está tanto ella como su marido Alvaro, como su hijo en el Oriente Eterno, valga pues como homenaje,   no solo la esquela que he recuperado gracias a REMEMORI, sino este otro articulo sobre los Carboneros.

Qu el Oriente Eterno, te sea leve querido convecino.

 

EL SEÑOÑR DONLUIS GARCÍA GARCÍA

(LUISITO)

Falleció en Gijón a los 65 años de edad

Falleció el día 26 de junio de 2009, habiendo recibido los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica

D. E. P.

Su esposa, Eulalia Pallero Durán; hijos: José Luis y María de los Ángeles García Pallero; hermanos políticos, sobrinos, primos y demás familia,

RUEGAN una oración por su alma. Funeral de cuerpo presente en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Tremañes, Gijón, a las CINCO de la tarde de HOY SÁBADO, día 27, y a continuación su traslado al Tanatorio Gijón-Cabueñes para su incineración.

Capilla ardiente: Tanatorio Gijón-Cabueñes, sala 11.,

 

NOTA y Gracias al convencino anónimo que me ha dado este dato y que obliga a desgranar los recuerdos.

Carboneros Y Carbonerías, Oscuridad Necesaria

Digo carbonerías y no me refiero a las que se encontraban en medio del campo donde quemaban grandes montañas de leña, cubiertas de paja y tierra para que su combustión fuera más lenta y diera como resultado el carbón vegetal.

Cuando digo carbonerías me refiero a esos lugares de antaño dónde se vendía el carbón, hoy casi totalmente desaparecidos,pero que siguen vivo en el recuerdo de aquellos que las conocieron y las vivieron, aquellos que saben que lo que se vendía en ellas era algo sumamente primordial en la vida cotidiana.

(Una Carbonería en 1930)

Las carbonerías surtían a la población de carbón, algo necesario para el vivir de cada día, y raro era la calle que no contaba con una. Estaban instaladas, bien en un local adecuado para ello, o bien bajo una techumbre colocada en la misma casa en la que vivía el vendedor del producto: El carbonero.

(Interior de una Carbonería)

Adentrarse en una carbonería era como entrar en otro mundo,un mundo oscuro en el que nada más cruzar el umbral, una nube de polvillo oscuro que vagaba en el ambiente casi hacía perder el contorno de los escasos utensilios que allí había. Paredes y suelo lucían igualmente negros. De entre la nebulosa de polvo salía el carbonero,hombre del que nunca se sabía a ciencia exacta el color de su piel, pues siempre estaba tiznado de oscuro, igual que sus manos y el delantal que llevaba puesto para no mancharse la ropa, cosa que a duras penas conseguía. Si acaso podía distinguirse a duras penas el blanco de sus ojos o el de sus dientes, si es que los tenía, que la población de entonces era propensa a la pérdida de las piezas dentales.

Había en la carbonería una romana para pesar y una pala con la que el carbonero cogía el producto que pedía el comprador, y volcarlo posteriormente en el recipiente que se llevaba para ello, por regla general un cubo de hojalata o un latón al que se le había acoplado un asa.

Dentro de la carbonería se apelotaban los sacos de carbón, de cisco carbón y de cisco picón, y al fondo, en un rincón, el carbonero amontonaba los desechos que iban quedando para venderlo como carbonilla que era muy apreciada para que prendieran bien las llamas. Era lo que se vendía en las carbonerías, aunque posteriormente y cuando hubo algo más de progreso, también se vendía petróleo para las hornillas que cocinaban con este producto.

                                     

(En algunos lugares el carbonero felicitaba las Pascuas a cambio del Aguinaldo. Felicitaciones de 1940)

Era obligación de cada día comprar el carbón para el consumo diario de cada persona o familia.

A comprar el carbón, además de las mujeres, iban generalmente los niños mandados por su madre, quienes se entretenían de vuelta para su casa, en pintar con un tizón de cisco las paredes de la calle a la par que caminaban. Luego llegaban las reprimendas de las madres por llegar tiznados.

Se compraba para cocinar el carbón, que las amas de casa introducían en el poyo de hornilla que era un banco de obra adosado a la pared de, más o menos, un metro de altura, recubierto de azulejos y donde estaba empotrado el fogón de hierro que se denominaba hornilla. Al frente del poyete se abría la boca de una pequeña galería por la que se accedía al fondo del fogón o boca de la hornilla. Una vez el carbón dentro, encendía la lumbre introduciendo papeles ardiendo por las bocas hornillas. Por ahí se sacaban además las cenizas y se podía avivar el fuego por medio de un soplador que era como una especie de abanico de esparto.

Para calentarse y encender el brasero se compraba el cisco picón. El brasero no faltaba en ninguna casa que se preciase y por regla general se encendía al caer la tarde. Primero se ponía en el fondo del mismo una capa de carbonilla y se le prendía fuego, y una vez hecha brasas, se cubría el cisco picón. De cuando en cuando había que “menearlo” con la badila para que no se apagara y resurgieran las brasas de nuevo. Para que la estancia oliera bien se le echaba a la candela alhucema.

(La mujer del Carbonero- Años 60)

Pero no todos los que vivían del oficio de carbonero tenían la misma suerte. Había también otros cuyo poder adquisitivo les negaba el privilegio de disponer de un local para su venta, por lo que no les quedaba más remedio que dedicarse a su venta ambulante.

(Carbonero Ambulante)

Cada mañana salían de su casa con dos grandes sacos de carbón y pregonaban su mercancía de puerta en puerta: “¡niña, el carbonero!”, y las mujeres salían a la calle con sus correspondientes cubos a comprar la mercancía.

Los carboneros ambulantes que gozaban de una poca de más suerte se servían de un mulo, igual de tiznado que él, para que les llevara la carga en las angarillas.

Ya no huelen las calles al carbón quemado que se escapaba a través del humo de las chimeneas, ni los chiquillos pintan con un tizón negro las paredes, ni se ve al carbonero, imagen oscura que generalmente ocultaba tras su negrura el blanco inmaculado de la fraternidad de antaño.

(Carbonero Ambulante en burro sobre 1950)

Como final, esta coplilla popular:

“Vaya una gracia,
vaya un salero
que tiene, madre,
mi carbonero.”

Imágenes: Todocolección.net, Oronoz, Ebay

Este artículo está tomado de  http://saboranejo.blogspot.com/2009/01/carboneros-y-carboneras-oscuridad.html

domingo, 28 de junio de 2009

SAN JUAN de TREMAÑES

 

Lo cierto es que tengo bastante olvidado el Blog, pero las diversas ocupaciones me tienen un tanto alejado de l parroquia y de aquellas sensaciones de haber vivido en ellas unos cuántos años.

Pasé por la parroquia la víspera de San Juan , y que diferencia.. cuando era pequeño digamos que toda la zona desde San Juan hasta la Dehesa, se vestía de lujo, se arreglaban las fachadas de las casas, se blanqueaban o se arreglaban los camino, se colgaban banderitas de cada poste de la luz,, y poco a poco iban llegando al prau de la romería los feriantes, a donde íbamos a jugar nada más levantarnos los guajes  de la zona, era toda una fiesta, primero porque ya las clases habían concluido y segundo porque esos días se abrían nuestros campos de acción.

Además siempre caían algunas perras, para el tiro de escopeta para los más grandes, los columpios, y alguna que otra chuchería, amen de las guerras de corchos.

Ya en la víspera de San Juan, o mejor dicho la antevíspera el campo de focalización de nuestros encuentros era el prau de la fiesta, había otro muy interesante como era la construcción de la foguera por “la clá del los del Plano” pero digamos que no nos daben como mucho cuartel, apenas si podíamos entrever los muñecotes que luego se quemaben, o sea que nos quedaba lo que sucedía en el prau de la fiesta que era en la cercanías de la Iglesia de San Juan de Tremañes.

El autor con sus progenitores en la el prau de la fiesta

Allí veíamos montar aquellas atracciones que nos parecían imponentes, y que vistas desde la perspectiva de hoy pueden dar risa, los columpios, la noria, las barracas de tiro, y las tómbolas, y como no, la barra del bar de la fiesta, con eso y la música el persona tenía más que suficiente.

La víspera de San Juan ya era un día grande pues esa noche se quemaba la foguera, que durante muchos años se quemo en un sitio distinto al prau de la romería, se quemaba en la zona de la Bolera de Aurorina en El Plano, cerca del Chalet de D. Gregorio, todo hoy, en parte desaparecido

Pero no corramos tanto, porque la víspera por la tarde había juegos para guajes y menos juages, por ejemplo se juagaba un partido de futbol de solteros contra casaos, que era toda una risión , ver por ejemplo a tu padre dando pataes tras el balón.

Luego estaban los juegos propiamente para los chavales que empezaban por la tarde, con carreras de sacos, las piñatas, o las yincanas ciclistas que siempre ganaba el campeón local Pipo Margaride (hijo) que le vamos hacer… pero hacer este tipo de juegos con unas bicicletas que o bien no se llegaba  a los pedales, recuerdo alguna de las mías con tacos de madera en los pedales para poder llegar a ellos.

Pero en ese entretiempo lo pasábamos pipa, y si te daban algún premio pues ya era la ostia en verso…

Esa noche veíamos la foguera con los padres y bastante sujetos a ellos. No había muchas alternativas de juego en la zona, salvo cuando después bajábamos a la fiesta  que allí era el desmadre, que era correr unos de detrás de otros tirándonos corchos o recibiendo alguna reprimenda por los empujones que proponíamos al personal festero.. Generalmente cuando la cosa subía de tono, pues quejas, y se nos buscaba para encadenarnos a los progenitores durante un tiempo, que parecía una eternidad, pero no era tanto…

   Luego estaba el día siguiente que ya trillábamos el prau desde la mañana, en busca de corchos de sidra para la guerra de corchos, y con la primeras perronas o pesetas, o con aquellas inmensas monedas de 2,50, nos hacíamos también con petardos, unos pequeños envoltorio como si fuera un cacahuete, con papel de envolver y un cordelín que amarraba el contenido,  y tirando  el petardo contra el suelo estallaba, luego estaban otros petardos a modo de finos tubos, que precisaban del uso de cerillas o fósforos, pero eso ya era otro cantar, pues si te pasabas con ellos, los vecinos se chivaban a los padres y candelas, y además en aquellos tiempos el uso de cerillas por críos, pues como que no.

O sea que lo más fácil eran aquellos de tirar, que ha hacían bastante  ruido, aunque la parroquia no era petardera, o al menos yo no tengo el recuerdo de ello como tal.

Como decía el día de San Juan, gaiteros y tamborileros con la reina de las fiestas, que ya se habían nombrado en el día anterior, no se cómo y en qué momento, porque de aquella prestaba. poca atención al personal femenino  y aquellas cuestiones de damas de honor y reinas,  me parecía algo extraño..

Tras ello la misa, tras ponenrnos guapos, no tanto como en Pascua, pero al menos estar “arreglaos” aunque como decía mi tía Rosario “estos coños de guajes” para que andar detrás de ellos.. tenía una buena filosofía y me entusiasmaban los pantalones de peto que me hacia de mahón, que eran para eso para tirarse por cualquier parte.

Tras la misa, pues más correrías por el prau de la fiesta, con cierta precaución pues estábamos “vestidos de gala”

Tras ello la comida en casa, como siempre abundante a base de fabada, callos, y como no las fuente de arroz con leche requemado. Siempre había algún invitado a la fiesta patronal de la parroquia, uno o dos, y eseo era bueno porque siempre caía alguna perra más..

Y ya por la tarde era el desmadre en la romería hasta la noche, yendo a cenar y bajando con los padres ya tras la cena, aquí como la cuestión monetaria ya había eso su déficit, pues subíamos cada poco a por más “perres” pues nos dedicábamos a la sempiterna batalla de corchos, o a recoger chapas para luego reconvertirlas para las carreras de chapas, y también nos íbamos a ver churras, que no eran ovejas , sino las pirulas de los paisanos, a ver quien la tenía más larga, o alguna pareja en su función de jodienda, esto era más complicado verlo, porque la bulla que metíamos era de tal calibre que normalmente salíamos escopetados tras algún que otra pedrada, pero algún chumino terminábamos siempre por ver o por intuir más que nada.

Siempre me acordaré de una pareja, que en plena función, se desprendieron de algunas ropas, y nos lanzamos a la razzia de llevarnos las ropas, no me llevé nada , pero la moza metidita en años se quedó sin bragas, y hete aquí que en un descuido  fui el último en darme cuenta de la movida, y nos cruzamos la vista la moza y un servidor, que para ella siempre fuí el que le robe sus bragas, que estuvieron danzando en palo dentro de nuestra Troupe, a modo de bandera, hasta que la madre de alguno nos cruzó la cara a alguno y se llevó el trofeo.

La relación con la citada moza de la parroquia siempre fue algo extraña y de atracción, hasta que un día se aclaró todo, pero pasaron años…

Así era o la recuerdo o vivía la Fiesta de San Juan de Tremañes

Ahora el pequeño relato de las fiestas a día de hoy

!Pilar Córdoba, miembro de la organización de las fiestas de Tremañes.

La intensa jornada festiva en honor de San Juan comenzó a las 11.30 horas en el campo de fútbol de El Mortero, con un partido «entre amigos», como le gusta denominar a Córdoba el encuentro deportivo entre vecinos. Los juegos infantiles fueron los protagonistas durante la tarde, seguido de una chocolatada para los niños y una gran sardinada en el local de la asociación.

tremañes. Un grupo de vecinos muestra un plato de sardinas.
También se realizó a la entrega de trofeos de las distintas actividades que se organizan en el centro durante el año y la voz de José Antonio puso el broche de oro a última hora de la tarde con la celebración de un gran baile.

Chusi

domingo, 5 de abril de 2009

Ahora que estamos en Pascua, fotos para el recuerdo

 

La Semana Santa, La Pascua, siempre en mi recuerdo eran unos tiempos en que los críos, en mayor o menor medida,  estrenábamos ropa y zapatos en el Domingo de Ramos,  era todo un rito, acompañar a las madres unas semanas antes para comprar o ir a probar a la sastra los componentes a estrenar.. a y compra la puñetera palma, nos revelábamos a llevar las ridículas palmas de “chicas” como las de las fotos de abajo;  lo que chicos queríamos queríamos eran  esos largos palmones para agitar …

Había otro rito o tragedia que consistía en pegarse con las madres por los zapatos, que apretaban, o las ropas que había que mantener limpias… etc…  cuando en realidad era toda una tentación liarse con la reunión de amigos que nos conjuntábamos en torno a la iglesia de San Juan Bautista.

Eran tiempos en que la Iglesias estaban abarrotadas, bajaba media parroquia, y aquel día los palmones llenaban la iglesia con todo aquel vaivén de “palmas” que tanto nos gustaba agitar a los críos para cabreo del personal.. con la edad ello fue derivando al ramo del Laurel, que una vez bendecido quedaba para el puchero.. Curiosa cuestión esta..

Lo cierto es que en mi familia no tuvimos mucha suerte con eso de los padrinos y madrinas, salvo tal vez mi Hermana Marigel, que en un tiempo cumplió con el rito de entregar la palma y recibir el correspondiente regalo..

Yo mismo en un tiempo cumplí con esa ceremonia con  mi padrino Isidro y su mujer Isabel, y a cambio una semana más tarde recibía la misma tarta, un año y otro año,  comprada en la Confitería La Suiza de la calle Álvarez Garaya,(Gijón )  hasta que el rito, casi nos cuesta la vida por una intoxicación de lo pasada que estaba la crema, por lo cual a partir de ese año se acabaron los padrinos y  las madrinas.

Del resto de la familia , ni sé quien carajo son los padrinos…

Aún así había que cumplir con el rito de ir a bendecir la Palma o el ramo de Laurel, que al final en  nuestro caso quedaba en casa, aunque por Pascua, siempre había dulces que en general preparaba mi madreo se compraban para deleite de la tropa menor

Los huevos de chocolate eran la delicia… aunque al final andaba el chocolate rodando por la casa durante días.

Estas eran las pinta que teníamos en aquellas kalendas “pascualinas” y en los que volvía a jugar un papel importante el fotógrafo César, del que ya he hablado alguna vez.

Aquellos tiempos de trajes de raso, los pantalones cortos, y los zapatos de charol

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El personal de casa, mi madre, mi hermana Marigel y  mi hermano José Javier

 

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Los tres pipiolos en las inmediaciones de la Iglesia de San Juan Bautista, cuando todo era un descampado

Víctor Guerra (alias Chusi)

domingo, 29 de marzo de 2009

Los vecinos de Tremañes denuncian el derribo del lavadero de Lloreda

 

 

La Asociación de Bareza informa a la Guardia Civil por considerar que se trata de un elemento protegido.

Restos del lavadero de Lloreda, tras ser derribado. ángel gonzález

Alejandro ÁLVAREZ
Nuevo golpe al patrimonio etnográfico del concejo. Las obras de urbanización del polígono de Lloreda, que se están desarrollando en Tremañes, se han llevado por delante el lavadero del barrio, que ayer quedó reducido a escombros. La Asociación de Vecinos de Bareza ha denunciado los hechos ante el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, al tratarse, según aseguran, de un elemento protegido incluido en el nuevo catálogo urbanístico de Gijón, aprobado hace un año.


Los vecinos aún no tienen claro quién es el verdadero culpable del «atropello», si el Ayuntamiento o la Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo (Sogepsa), máxima responsable, al menos sobre el papel, del desarrollo del polígono. En el lugar que hasta ayer ocupaba la construcción se prevé un nuevo vial, a pesar de que, según denuncian los vecinos, el PGOU califica toda la zona como de protección, incluido el bebedero destruido.


Esta desaparición se suma a la de al menos ocho hórreos y paneras en la parroquia de San Andrés de los Tacones a causa de las obras de desarrollo de la Zona Logística e Industrial (ZALIA), el pasado mes de febrero. Aquel episodio originó una gran polvareda que puso de relieve la debilidad de la protección del extenso patrimonio etnográfico del concejo, que suma cerca de 2.600 construcciones, según recoge el catálogo urbanístico municipal.


Precisamente en los terrenos de Lloreda donde se está urbanizando el polígono existen tres hórreos, cuyo futuro, según los vecinos, estuvo también amenazado. Aunque aquí, a diferencia del lavadero, Sogepsa se curó en salud e inició su traslado según lo dispuesto en la normativa para evitar reavivar la polémica surgida en San Andrés de los Tacones.

NOTA: Lo cierto es que el patrimonio de la parroquia, no sé si está  o estaba inventariado, pero lo poco que pudiéramos haber tenido, lo cierto que se ido bien por la falta de sensibilidad de os vecinos y propietarios o bien por la acción de la terrible piqueta, que en esta parroquia ha sido escandalosa. Yo creo que no hay parroquia o aldea que haya tenido más acciones de expropiación que Tremañes, que ha sido el principal motor de la diáspora vecinal, hoy tenemos otros residentes, y esperemos que otras aptitudes

Víctor Guerra

viernes, 13 de febrero de 2009

Tremañes se hubiera convertido en un gueto

FIL

«Sin movimiento vecinal, »

«La llegada de nuevos vecinos ha colapsado algunos servicios básicos»

Constantino Alas. Foto de  marcos león

CONSTANTINO ALAS Presidente de la Asociación de Vecinos de Tremañes
Alejandro ÁLVAREZ, periodista


-¿Como ha vivido la evolución del barrio?

-Ha sido todo muy rápido. Tremañes, hasta hace no muchos años -hablamos de principios de los años ochenta del siglo pasado-, una zona marginal de Gijón con un índice altísimo de chabolismo y de delincuencia. Un barrio que estaba dejado de la mano de Dios por parte de las autoridades municipales. A raíz de que se formó esta asociación, en 1979, se empezó a hacer frente a las necesidades del barrio. En todo este tiempo hemos conseguido que la industria y la expansión inmobiliaria convivan sin mayor problema.

-¿Qué importancia tuvo en toda esta transformación el movimiento vecinal?

-Yo diría que toda. Si Tremañes no hubiese contado con este movimiento vecinal, seguro que hoy habría mejoras, pero seguro también que aún seguiría siendo una zona marginal, un gueto.

-¿Que ha aportado al barrio la llegada de nuevos vecinos?

-Que haya más gente, sobre todo niños. Esto ha supuesto savia nueva, que, estoy seguro, ayudará a dinamizar Tremañes. Hay que tener en cuenta, además, que al haber nuevos vecinos las necesidades aumentan. Ahí es donde esperamos que las autoridades municipales tomen cartas en el asunto y lo tengan en cuenta.
-¿De que manera?
-Sin duda, mejorando las comunicaciones con Gijón y la red de servicios básicos, sobre todo la sanidad. Necesitamos un médico más y un pediatra a jornada completa. El que tenemos ahora viene sólo dos días a la semana. Las instalaciones del centro de salud también se están quedando pequeñas. Quizás habría que ir pensando en un consultorio mayor. Sobre todo si continúan llegando habitantes al barrio.

-¿Qué queda de aquella asociación de vecinos de los años ochenta del siglo pasado?
-Las necesidades han cambiado, no nos vamos a engañar. Ahora lo que intentamos es tener un local social con la mayor oferta de actividades posible para los vecinos. De ahí que estemos reivindicando ordenadores y un buen servicio de conexión a internet que permita dinamizar aún más Tremañes.


-¿Está respondiendo a sus necesidades el Ayuntamiento?
-La relación ha mejorado. Ahora tienen gente que se ocupa de las necesidades de cad

a barrio de forma expresa. La relación es más fluida que hace años, cuando tenías que mendigar cualquier obra.


-¿Considera que Tremañes está cada día más cerca de Gijón?
-Mucho más. Antes, ser o residir en Tremañes era sinónimo de marginalidad. Se nos consideraba el peor barrio de Gijón. Hoy, por suerte, eso ya no ocurre. Se logró adaptar y reinsertar a las familias de las chabolas. De no haberlo hecho, Tremañes se hubiera convertido en un gueto. Afortunadamente, somos un barrio moderno y dinámico. Además, las mejoras en los barrios adyacentes han facilitado que podamos disfrutar de otros servicios que no tenemos aún y ellos sí.


Constantino Alas
- Nació en Sariego, pero en 1980 se trasladó a Tremañes, atraído por el despegue del sector naval.
- Desde su llegada al barrio se implicó en el movimiento vecinal, al que ha estado siempre estrechamente ligado.
- Éste es su primer mandato como presidente de la Asociación de Vecinos «San Juan Bautista». Entre sus objetivos está mejorar los servicios sanitarios.

martes, 10 de febrero de 2009

TREMAÑES . Una zona periférica que se acerca

JUNTA DIRECTIVA PRESIDENTE

La asociación «San Juan Bautista» vive volcada en la modernización de las conexiones del barrio

Constantino Alas, tercero por la izquierda, con miembros de la directiva. Fotografía de Marcos león

Articulo de Alejandro ÁLVAREZ (LNE)


Tremañes está cada día más cerca de Gijón. Poco queda de aquel barrio periférico de finales de los años setenta del siglo pasado, marcado por la ausencia de servicios básicos y la marginación. La Asociación de Vecinos «San Juan Bautista» ha sido fiel testigo de esa profunda transformación, que ha hecho de Tremañes un barrio moderno y dinámico.

Atrás quedan tres décadas de esfuerzo y dedicación. El colectivo nació un mes de agosto de 1979, como consecuencia del abandono, el chabolismo y el altísimo índice de delincuencia. «Apenas disponíamos de servicio de limpieza y alumbrado público. Las zonas más castigadas eran las de Villacajón y la calle de La Esperanza». Son palabras de Constantino Alas, actual presidente de la asociación.

El marcado carácter obrero de Tremañes atrajo en aquel momento a muchas familias, en su mayor parte gallegas, extremeñas y portuguesas, en busca de un provenir mejor. Se podría decir que el primer arreón demográfico y urbanístico del barrio se produjo a la sombra de la siderúrgica. El primer presidente del colectivo fue Manuel Suárez «Lito», pero los vecinos atribuyen si no toda gran parte de la transformación del barrio, al segundo, José Margariz «Pipo», «auténtico artífice del milagro de Tremañes», que permaneció en el cargo 25 años.

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José Margariz «Pipo»,


Lo primero que se propusieron fue erradicar el chabolismo. Se contaban unas 300 chabolas en todo el barrio en 1980. «No queríamos desahuciar a nadie, sino reinsertar a aquellas familias, en su mayoría de raza gitana, en la sociedad. No podían seguir viviendo en el barrio en aquellas condiciones. Además, su presencia ejercía de imán para atraer a otros asentamiento», subrayan los vecinos. La primera medida fue derribar parte de las chabolas y reubicar a las familias en módulos de forma provisional mientras se construían las primeras viviendas sociales. «Era un paso previo antes de que estuvieran en condiciones de acceder a una vivienda digna».

A partir de ahí, superado ese primer escollo, la asociación reivindicó la construcción de un centro de salud -hasta entonces el barrio solo contaba con un botiquín, situado en el local social-, el saneamiento, el alumbrado y la construcción de aceras. Una serie de mejoras que sentaron los cimientos del Tremañes que hoy se conoce. Por entonces, a mediados de los ochenta, el movimiento vecinal ya había adquirido gran relevancia en el barrio, motivo por el que acordaron la construcción de una sede social «como Dios manda» -hasta entonces las reuniones se celebraban en una habitación de una panadería-. Levantaron ellos mismos la actual sede, unas veces con aportaciones particulares y otras mediante el canjeo de los vales por material de construcción que otorgaba el Ayuntamiento. Hoy, después de tres décadas de esfuerzo y dedicación, Tremañes es un barrio dinámico con un gran crecimiento, «cada vez más cerca de Gijón». A este paso, los vecinos creen que muy pronto se va a fusionar con La Calzada e incluso con el Nuevo Gijón.

Presidente:Constantino Alas
Vicepresidente Fermín Entrialgo
Secretario Diego Menéndez
Tesorero José Ignacio Jonte
Vocales Aurelio Madrid, José Luis Mata, Pablo Montes y Pilar Córdoba

domingo, 8 de febrero de 2009

Más a favor de un centro municipal en Tremañes

OPINIÓN CARTAS

En estos días se publicaba en el Diario El Comercio  esta carta de una lectora que paseó por la parroquia.

HPIM0679-1

08.02.2009 -

María Inmaculada Allende Moral

En cualquier municipio, y no voy a hablar de todos claro está. Voy a hablar de uno en concreto que es el barrio de Tremañes. Soy una adicta al senderismo y un día como muchos otros, caminando por la senda verde, nos desviamos un poquito y aterrizamos en el barrio de Tremañes interesándonos por su centro municipal para recargar la tarjeta ciudadana para el autobús de vuelta. Y nos llevamos una sorpresa al enterarnos de que no existía ninguno.

Empezamos a observar y en el del parque María Teresa González vimos grupos de niños y de muchachos jóvenes que, sentados en cuadrillas de tres o cuatro, consumían refrescos y pequeños bocadillos. Me acerqué a un grupito de éstos y les pregunté: «¿Os gusta leer? ¿Y la informática? ¿Os gusta el deporte? ¿Os apetece el cine o hacer teatro? Les gustaba todo... y muchas ganas de tener una biblioteca en el barrio, y, al menos ,un buzón de Correos. Y yo pregunto a los regidores del Ayuntamiento: ¿Sería mucho pedir un centro cultural para Tremañes? Hay muchos vecinos jóvenes y adultos, cada vez más en un barrio emergente como éste, que, por ejemplo, no pueden leer o intercambiar libros, hacer trámites oficiales sin desplazarse, como sería necesario y lógico, ni actividades culturales, cursillos, lectura en un ambiente propicio. He leído en la agenda cultural de la zona oeste que Montiana, el vecino barrio, publicita su biblioteca de barrio con préstamo de libros, dvd, revistas, prensa, sala de lectura, sección infantil, sala de ordenadores, etcétera. ¿No sería posible una oferta similar en Tremañes, teniendo en cuenta allí hay un censo de población muy superior.

Insisto. Es necesario un centro municipal en Tremañes, barrio en expansión, con mucha juventud que merece y desea ser atendida, dado que hay muchos vecinos residentes y mucha vivienda en construcción que traerán mucha más juventud que no puede estar en la calle sin hacer nada y que, de seguir así, no pueden hacer otra cosa.

Por favor, pido al Ayuntamiento que ayuden y promocionen este barrio porque se lo merece y lo necesita.

NOTA del Editor del Blog: Espero que las Asociaciones de Vecinos de Tremañes. Tomen nota.

Victor Guerra